jueves, 30 de marzo de 2017

Mapache Sensei

Y bueno. regresando al post anual (en serio espero dejar esa mala costumbre y escribir mas seguido) puedo decir que los últimos meses han sido interesantes en muchos sentidos... demasiados quizá.
Sucede que como ya había amenazado en el post anterior pues terminé de profesor. Ya está de mas decir que quienes me conocen saben que tengo esa afición por la enseñanza desde hace ya varios años. Pero hoy, me inspiré a escribir tratando de recordar justamente como fue que nació eso...el principio antes del principio...
Curiosamente, así me siento cuando recuerdo algunas cosas del pasado...

Me remonté a mis tiempos de estudiante, cuando solo era yo y mis cuadernos, libros y similares. En esos días no recuerdo haber resaltado mucho por ser un excelente alumno. Quizá medio relajado si (bueno, nueve décimas) pero al menos el estudio no se me hizo problema (irónicamente, desaprobé materias como Computación con 03, Literatura con 10 y bueno, Circuitos Electrónicos I lo pasé raspando gracias a una fuente de alimentación hazlo-todo-en-uno-incluso -aprobar...y ahora trato de mantener un blog de tecnología...). Así que digo yo...de donde me salió lo de enseñar?. A la fecha aun no tengo una respuesta clara, pero siempre recuerdo que me gustaba exponer, y que no solía guardarme palabras para explicar algo (un ejemplo relativamente reciente puede ser que en mi exposición de proyecto de grado me dieron una hora y me eché dos y media) así que el asunto de enseñar supongo que vendría de alguna parte. En algún rincón olvidado de mi memoria ha de estar almacenado, supongo.
Lamentablemente la mayoría de profesores están tan (económicamente) mal pagados que si antes me alcanzaba para que se muera de hambre media persona, de profesor completo el resto. Algo que es cierto también es que ya en secundaria me habían advertido de eso y la verdad es que vivir de profesor no es lo mejor aquí (salvo en instituciones privadas o que uno enseñe grado superior). Ciertamente preferí la electrónica desde joven porque (aparte de estar mejor pagada) me gustaba mas y podía ejercerla sin problemas en mi cuarto/taller. 

Pero a pesar de eso ya llevo (a la fecha) mas de medio año con lo mismo, y no es por masoquismo (aunque por ratos lo parece, pero no) sino por la serie de experiencias que me ha dejado este trabajito. Aunque ciertamente, lo que no me ha dejado en el bolsillo me lo ha dejado en otro espacio aun mas vacío: el alma.
Debo empezar diciendo que si bien es cierto las ganas de enseñar no son nuevas, la experiencia haciéndolo si. Al punto que el primer día al llegar al salón estaba a punto de sentarme con el resto de alumnos esperando que el profesor llegue...hasta que recordé que el profesor era yo y que si quería salir vivo de mi lucha con mis sentimientos tenía que dar el primer golpe. Así que me puse en frente de mi alumna (por suerte nomas era una) y luego de escribir el típico nombre y tema de la clase en la pizarra y de empezar a explicar el funcionamiento de Microsoft Word con diagrama y todo recordé lo último que me habían dicho horas antes:

"...ah profesor, me olvidaba: su alumna de las 7:30 es sordomuda..."

Ante tal recuerdo, la reacción natural de mi cerebro fue alertar a todas las neuronas y dio como resultado un mensaje tan claro y florido que se puede resumir con: "y ahora que hago!? le hago señales de humo?!" (con lo que me estaba saliendo del cerebro era mas que suficiente para toda la clase). Bueno, no me quedó otra que calmar a la tropa de neuronas que estaba en estampida anunciando una posible retirada tomando algo de aire y empezar a explicar con señas y todo lo que tenía a la mano. Con el tiempo me di cuenta que mi alumna no era sordomuda, sino que solo era sorda y hasta cierto cariño le tomé. Curiosamente hasta ahora ha sido la mejor alumna que he tenido no porque aprendiera rápido, sino porque siempre noté que en sus ejercicios se esforzaba por hacerlo siempre, corregir sus errores y sobretodo de darle un toque personal a sus tareas...Eso me dejó pensando y al final de esa y las demás clases entendí que había asumido un reto muy grande y que en buena parte el alumno era yo en realidad. Cada alumno que tenía me estaba enseñando a enseñar. Cualquiera puede llegar a entender y dominar un software de computadora, pero no cualquiera puede darlo a entender a quienes no saben. Con ese pensamiento sobreviví a mi primer día de profesor. Entonces, que hacer de ahora en adelante?

"Es hora de enseñar las cosas como me hubiera gustado que me las enseñaran"

 El resto de mis aventuras lo contaré luego asi que...esta historia continuará...jejeje